9.4.06

Por Italia

Viaje de corta duración a Italia (Roma, Florencia, Venecia); una semana escasa. Ha merecido la pena; a pesar del escaso tiempo, del cansancio físico, de las colas, de lo que ha quedado sin ver. Viajar siempre nos reabre a otras dimensiones.

En Roma he contemplado la grandiosidad de sus monumentos. Me ha llamado la atención la constante presencia de los pinos y la vegetación que la salpica. Una ciudad viva, bella y vitalista que sigue palpitando en calles y plazas (Navona, Campo dè Fiori, Plaza de España...) después del cierre de los monumentos.


Florencia ofrece un aspecto similar al que podemos ver en los cuadros del Quattrocento: casas y palacios elevados de amplia cornisa. Y mucho arte; quizás la mayor concentración de obras de arte por kilómetro cuadrado. Belleza que puede hacernos curar (o enfermar: síndrome de Sthendal). Innumerables y admirables muestras de que la vanguardia artística del siglo XV, lo más moderno y audaz, tuvo allí su centro.




Un solo día en Venecia, pero suficiente para sentir su encanto, el misterio y la elegancia. Hay una Venecia que se abre en grandes plazas y canales y otra que se oculta en rincones de callejuelas y canaletos. Una Venecia para navegar y otra para recorrer andando. Pero siempre el misterio. Y la elegancia.








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