21.11.07

Accidentes de tráfico

El domingo pasado (18 de noviembre, día Mundial en recuerdo de las Víctimas de la Violencia Vial) asistí a una concentración en conmemoración de las personas fallecidas a causa de los accidentes de tráfico. Una "pandemia", la de estos accidentes, que se cobra miles de víctimas al año y sigue en aumento; sobre todo entre la población joven (aunque no únicamente, pues pocos días antes había sido atropellado en nuestra ciudad un ciclista mayor de 60 años).

Estaban allí madres y padres de unas jóvenes fallecidas hace pocos años en un brutal accidente que se produjo en nuestra ciudad cerca de la Cruz de Juárez. Me conmovió el dolor de aquellas personas que vieron truncadas las vidas de sus hijas; porque creo que no existe mayor sufrimiento para cualquier persona que vivir la muerte de un hijo. Vaya para ellas mi solidaridad y afecto, pero también mi respeto y admiración porque están dedicando sus fuerzas a luchar contra este tipo atrocidades a las que estamos expuestos cualquiera de nosotros o de nuestros seres queridos.

Si queremos pasar a la acción contra esta plaga podemos hacerlo de muchas formas: respetando los límites de velocidad, no conduciendo bajo el efecto de cualquier tipo de drogas (sean legales e ilegales), utilizando otros medios de transporte (a pie, bicicleta, autobús, taxi...) Con un poco de sentido común, en definitiva. Para prevenir estos accidentes, o ayudar a sus víctimas, también cabe la posibilidad de afiliarse a la Asociación Ayuda y Orientación a los Afectados por Accidentes de Tráfico. Hagamos algo; porque, de verdad, el problema es importante.

2.11.07

Amigos I: Fernando

Hay amigos a los que uno deja de ver por distintos motivos. Si el motivo, por alguna causa, pudiera resultar achacable a nosotros mismos, y nuestro aprecio por esa persona fuera grande, siempre nos torturará la duda de nuestra culpabilidad, o al menos nuestra responsabilidad en la ruptura del vínculo.

Fernando era (es) una persona admirablemente, envidiablemente libre; posiblemente se halle gozando de esa libertad sin que se le haya pasado por la cabeza culpar a nadie, aunque por otra parte cabe pensar que esto no deja de ser un argumento interesado por cuanto tranquiliza nuestra conciencia.

Lo que creíamos un acertado consejo puede convertirse en una suave coacción y una despedida errática acaba (a nuestro parecer) por rematar el asunto.

Deseo que estés bien, Fernando; y también que algún día sepamos que sigues tan libre como siempre.