18.2.09

La Sexta Mirada

Pequeño baño de arte contemporáneo este mañana. Lo tenía pendiente en mi agenda.

Así que acudo por primera vez a la Casa Góngora de Córdoba para visitar la exposición Córdoba, la sexta mirada, proveniente de Bruselas.

Obras de 8 artistas cordobeses 8. Entre ellos algunos que tengo por amigos. Pinturas, escultua cerámica y videoinstalaciones.

Luis Calvo, forero amigo, trata de la proporción cordobesa en su colorido y sugerente dibujo vectorial que, como ya dije en otro lugar (y no sé exactamente por qué) me recuerda a uno de los proyectos (creo que el de Moneo) para el (aún) “inempezado” Palacio del Sur de esta ciudad. Cinco módulos de diverso colorido que reflejan perfectamente no solo el gusto por la abstracción del arte islámico, sino también la búsqueda del canon de belleza por parte de aquellos artistas.

Hisae Yanase, estimada persona y vecina, vuelve a obsequiarnos con sus interesantes plasmaciones cerámicas. Una obra minimalista que nos remite a otras suyas como la que pudimos ver en la ermita de La Aurora hace algunos años. Interesante reflexión sobre la muerte y el “renacimiento” a través de sus “Contenedores de Alma” que, indudable, explícita y bellamente, nos llevan a las inscripciones funerarias romanas e incluso a páginas anteriores de la historia y arqueología de la Humanidad.

Esteban Ruiz, admirado artista y también amigo de foro, expone un gran díptico donde confluyen Averroes, Borges, el teatro, la diversidad de culturas, las variadas interpretaciones y nuestra imaginación. Y todo ello en una pintura abundantemente matérica que me ha traído a la mente a Barceló. Una obra para rumiar y disfrutar.

Imposible que no me gustase el toque naïf y graffitero de la obra de Pepe Puntas. Ni el alegre, fragmentado y realista pop de Otes. También me han llamado la atención las videoinstalaciones. Especialmente la de los diamantes (M. Bautista); aunque debo aclarar que las otras dos (D. Palacios y A. García Roldán) no estaban suficientemente operativas en el momento de mi visita, debido a problemas técnicos.

Casualmente, a la vuelta, pude entrar al Teatro Cómico donde se exponen obras (principalmente foto y videográficas) de la colección de Pilar Citoler que afortunada, y esperemos que “largamente”, amenizan nuestra ciudad estos días.

Allí me di cuenta de que el arte contemporáneo que se hace en Córdoba (lo visto en la Casa Góngora), no tiene nada que envidiar a lo que se ha hecho en otros lugares (colección P. Citoler).

Sí que eché en falta en las dos exposiciones (posiblemente se trate de otro caso de deformación profesional) una guía didáctica para visitas escolares. Y es que la batalla por el arte contemporáneo debe librarse entre nuestros jóvenes.

14.2.09

Confesiones I

Escribo esto mientras escucho un vinilo en directo de Danza Invisible; un disco de letras y ritmos juveniles que me sigue gustando a pesar de la edad; posiblemente porque me transporta a aquellos años en que tanto disfrutaba de mi juventud. Llevo todo el invierno, y antes el otoño, escuchando a Amy Winehouse, que me gusta mucho a pesar de las discusiones al respecto con mi hija. Me fascina la voz de Amy y el alma que le pone, alma que al parecer también derrama en su agitada vida personal. Me gustan las personas auténticas…y los músicos que se dejan el pellejo y el sentimiento en sus canciones. He de reconocer que puede que sea un poco obsesivo con la música, pues cuando algo me gusta lo escucho a diario. Como un mantra. Como un lugar de encuentro conmigo mismo o con los costales del Universo que en ese momento están en la onda que me requiere.

Tengo pendiente ir al oculista por prescripción (hace ya tres años que no voy a la supuesta revisión anual) y también porque las gafas empiezan a no estar en consonancia con mis necesidades visuales. También tengo pendiente ir al dermatólogo; y no solo por la, por supuesto, igualmente necesaria revisión anual, sino porque el eccema que me ataca el cuero cabelludo desde que tomé el fármaco para dejar de fumar ha vuelto por sus fueros. Imagino que alentado por este crudo, largo y triste invierno climatológico (y personal). Igualmente debería ir al médico de familia para el preceptivo control de la presión sanguínea, pues soy propenso a la hipertensión, y últimamente me noto que debe de andar por la estratosfera. Además falté a un reconocimiento médico de la empresa pues no tenía ganas de que me sacaran sangre (lo siento, no lo puedo soportar, es superior a mis fuerzas físicas y psíquicas: tal vez una vacuna mental contra tanto vampiro que anda suelto!!!); ni de que me recordaran la necesidad de practicar otras obligaciones para las cuales, o no dispongo de tiempo (por ejemplo, ir a un gimnasio), o pueden convertir la vida en una abominable prisión (no comer esto o aquello). Y conste que sigo una alimentación bastante sana desde hace mucho tiempo….mucho antes de que se multiplicaran todos esos sacristanes fundamentalistas de la vida sana, triste…y productiva. Porque en el fondo El Sistema se preocupa de eso: de tener productores sanos que lo engorden a tiempo, y que estén tan tristes (y satisfechos con cumplir los preceptos de la nueva religión “sanista”) que se mueran a tiempo para no cobrar la pensión de jubilación y así aliviar las arcas del Estado, ese monstruo frío.

También tendría que ir más a menudo a la reunión de padres del colegio de mi descendencia, y a la de la comunidad de propietarios, y a la asociación de vecinos del barrio, y al consejo escolar, y a las asambleas de mi sindicato, y la reunión del Consejo de Distrito…pero el aire de la calle es tan tibio, los buenos amigos tantos y la vida tan corta…