10.5.11

Grupo Escolar Santa Catalina de Siena (1956-1966)


Otra tarde tormentosa durante la presentación de una publicación. Esta vez los muros del IES Santa Catalina de Siena cierran el paso al ruido de la tromba de agua. Es martes 3 de mayo y acudo a la invitación del amigo Manuel Toribio, que ha escrito sobre el centro que dirige con acierto desde hace años. Un centro que fue creado como colegio para niñas impulsado por el obispo Fray Albino en pleno franquismo.

El acto cuenta con la intervención de la parlamentaria andaluza y ex-delegada de Educación Araceli Carrillo, que narra los esfuerzos para convertir el antiguo colegio en instituto. Le sigue Manuel que nos habla de las fuentes utilizadas en su investigación. No puedo quedarme hasta el final de su disertación, y no porque a esa hora estén televisando el “partido del siglo” semanal (en general, no me gusta ver el fútbol…)

Me hubiera gustado departir con las buenas amistades allí presentes. Y hablar de la pequeña exposición de materiales que se nos ofreció: fotografías, fichas de alumnas, libros de texto, actas… Porque además es un centro al que me siento un tanto unido desde que en el año 2008 formé parte de un tribunal de oposiciones con sede allí. El exquisito trato recibido, los buenos momentos pasados –a pesar de ser una dura experiencia por tener que elegir unas cuantas entre personas de gran valía-, la excelente gente que conocí. Todo deja huella. Pero esa, quizás, sea otra historia…


4.5.11

Poemas del amor y del silencio


Que la lluvia en Córdoba es vieja abonada a la Feria del Libro no es novedad. Allí me dirijo para asistir a la presentación del libro POEMAS DEL AMOR Y DEL SILENCIO, del amigo José Manuel Ballesteros. En la mesa, el también amigo Manolo Patiño, que con sus Ediciones depapel consigue que palabras, papel y tornillos resulten una bella combinación. Presenta el profesor Pérez Cubillo. El chaparrón arrecia y, convertido en tromba, el agua casi impide oír a lo largo del acto. Como si la lluvia quisiera empaparse de libros. Y gritarlo.

José Manuel nos habla del riesgo de escribir poesía: el desnudarse. Y nos lee algunos de sus poemas editados y sin editar.

Dejo aquí el primero del libro, que elijo por la estación en la que nos encontramos (la del amor) y porque me sugiere silenciosos rincones de Córdoba. Esa Córdoba que, sin embargo -en el mes que estamos- estalla de exuberante belleza y alegría.


Sonrió la tarde; el cielo se abrió.
¡Qué lejos, qué lejos volaba el amor!

(Por la olas verdes de un trigal en flor;
por las olas blancas de un mar al albor.)

¡Qué lejos, qué lejos volaba tu voz!
(Por palabras rosas, por sueños en flor.)

Volaban tus ojos en calles sin voz,
y las calles daban a mi corazón.

(Una plaza en sombra, un leve rumor.)

Sonaba una fuente en algún rincón.
Fuentecita verde de dulce canción.

En la orilla clara se posó tu voz.
(Las ondas del agua brillaban al sol.)