30.7.17

Salgo (33º) al Barón


Sobre las 10 de la noche salgo al cercano pub-taberna El Barón, para cortar un poco mi enclaustramiento debido al calor. Pasadas las 10 el termómetro marca 33º y todavía hay cierta luz. Me pido mi ración de empanada y una cerveza. Me sorprende la redundancia de las señales del aparcamiento para motos y le hago una foto. Y escucho sin querer las conversaciones de las mesas más inmediatas. En la más cercana, ocupada por alemanes alguno de los cuales hablan algo de español, tratan de dilucidar con el camarero la diferencia entre “caña” y “maceta” de cerveza. En la otra, más numerosa, un grupo de veinte/treintañeros, hablan de sus viajes a Indonesia o Cuba. Supongo que tienen trabajo estable, porque si no esos lujos no son permitibles. No lo eran cuando yo tenía su edad y trabajo fijo. Me permito preguntarme en silencio  (con cierta envidia) si esos viajes les permiten afirmar  que conocen bien tales países . Y me extiendo en mis pensamientos más allá: ¿Conocen España? ¿Han estado en Palencia, Teruel o Huesca…?

Tras tomar una foto del antiguo nombre de esta taberna-pub (“El Barón Rojo") me encamino a un restaurante-apartamentos llamado “Atrium", con subsuelo de cristal que permite  ver restos arqueológicos (como en la cafetería "Roldán de la Victoria")  dónde, a mediodía, había adquirido una ración de salmorejo para el almuerzo. Busco un helado de menta y chocolate pero el establecimiento, a estas horas, está cerrado.  Más adelante encuentro otro donde he desayunado alguna vez. En mi misma calle; se trata de un establecimiento anexo a un restaurante cuyo nombre no recuerdo y del que debo alertar  “Tripadvisor”. Sus camareros casi siempre están ausentes o mal encarados. Tal vez porque tienen que atender a dos sitios a la vez. En esta ocasión tengo suerte y encuentro un camarero que está terminando de atender a otro cliente. Le pido un cucurucho de helado y me pone pegas recomendándome una tarrina pues cree que el helado se me caerá. Le insisto y al final, de mala gana, accede a mi petición. El helado me cuesta casi lo mismo que la tapa/cena con cerveza. Debo ser un bicho raro.


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