29.12.17

VIAJE A EGIPTO 2017 (V)


Maqueta Del Valle de los Reyes

Nos encaminamos en primer lugar al Valle de los Reyes, donde visitamos algunas de sus tumbas  incluidas en la visita aunque algunos miembros del grupo optaron por visitar alguna otra pagando, como la de Tutankamón o la de Seti I. No visité ninguna de estas dos. La de Tutankamón porque todo su interés está en el Museo de El Cairo, donde se expone su tesoro: cámaras, máscaras, sarcófagos, joyas y otro objetos ya vistos. La de Seti I porque creo que ya la visité en mi anterior viaje.

A la entrada del Centro de Visitantes se mostraba una maqueta en plástico transparente con la orografía del valle y las tumbas bajo su superficie.

Más tarde nos dirigimos al templo de Hatshepsut. Había poco público, principalmente parecían japoneses. Allí nuestro guía nos informó que la intención de esta reina era conectar este templo (semispeo) con su tumba en el Valle de los Reyes, al otro lado de los acantilados y una posible historia de amor entre ella y el arquitecto del templo. Nuevamente pude contemplar las columnas protodóricas de uno de sus laterales, cuyo número me pareció haber aumentado, tal vez debido a los progresos en su restauración.


Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari

Luego acudimos a una cercana factoría o taller de alabastro en Gourna llamado “Sekhmet”, cuyos artesanos trabajaban en el exterior y nos hicieron una demostración de cada una de sus labores y herramientas, e incluso nos invitaron a manejar una de ellas (una especie de gran berbiquí metálico que servía para horadar con precisión el alabastro) en cuyo manejo Marijo, compañera de viaje, demostró grandes dotes. A renglón seguido pasamos a la contigua tienda donde nos obsequiaron con bebidas a elegir. Yo opté por el “carcade”, en memoria de nuestro anterior viaje en que tanto me gustó. Nos asignaron un vendedor a cada uno que ensalzaba las maravillas de las mercancías y su calidad artesanal. Los precios me parecieron excesivos a pesar del obligado regateo. Compré un jarroncito de ónice para regalo y una pequeña figura de la diosa Isis con las alas desplegadas hecha en “piedra de luna”, material fluorescente que brilla en la oscuridad, a la manera que en nuestro país las venden de santos o vírgenes. Tal vez habría que hablar de la “gemoterapia”.

En realidad el viaje estaba relacionado don los chacras, pues los lugares o monumentos que visitamos estaban relacionados con cada uno de ellos, del Bajo al Alto Egipto, ordenados como en el cuerpo humano.


Colosos de Memnón al anochecer

A la salida, empezando a anochecer, hicimos una breve parada en los Colosos de Memnón y luego fuimos a un restaurante concertado en el que por una módica cantidad cenamos un menú compuesto de aperitivos (como hummus…), dos platos a elegir y bebida (solo refrescos) por lo que hube de tomar una Pepsi o Coca-Cola, más postre y un café o té. De primero me elegí una exquisita sopa de lentejas y de segundo el omnipresente pollo (servido en unos bellos braseros rectangulares que ya habíamos conocido en el restaurante de El Cairo). De esta omnipresencia del pollo en las comidas de Egipto me queda la duda de qué opinará Evo Morales al respecto, pues el dirigente sudamericano fue noticia cuando afirmó que la homosexualidad en Europa estaba tan extendida se debía al consumo excesivo de esta ave.


Vuelta al hotel y allí en su lobby o hall todos a conectarnos a Internet, pues era el único lugar con wifi, de modo que la masificación hacía las conexiones muy lentas o francamente imposibles. Esto ya nos ocurrió en el hotel de El Cairo. Francamente me sorprendió -y decepcionó- que tratándose de hoteles de lujo no hubiese wifi en las habitaciones.



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